Crónicas de Cork
Proclaman lenguas queridas y así me lo hacen saber (y con razón), que mis crónicas destilan en demasía meticulosa amplitud […]
Proclaman lenguas queridas y así me lo hacen saber (y con razón), que mis crónicas destilan en demasía meticulosa amplitud y poesía taurina. Pues en buenas estoy para resumir tal evento internacional en el que…
El equipo de inclusión del Vithas Gaztedi regresó a su ciudad desde tierras irlandesas tras su tercera participación en un Mundial Mixed Ability. Organizado para 2020 y prorrogado por la pandemia hasta este año, en esta ocasión en la ciudad de Cork (Irlanda). Tras Bradford en 2015 y Vitoria-Gasteiz en 2017, la expedición formada por deportistas, cuerpo técnico y familias os traemos un tesoro: una experiencia nueva para algunos y única para todos.
Con sensaciones de todos los colores, desde la propia gestión logística y humana tanto aquí como desde allá y dejando a un lado lo meramente deportivo, el espíritu Mixed Ability nos ha brindado una nueva oportunidad de aprendizaje y disfrute, con un largo camino todavía por recorrer, desarrollar y ecualizar la interpretación del modelo y de los valores del rugby.
Independientemente de enfrentarnos a equipos con diferentes estilos, más y mejor visión de juego, más organizados y entrenados, numerosos en potencial y recursos, lo más interesante sin duda fueron los grandes reencuentros, los sinceros y divertidos momentos compartidos, los espontáneos y sinceros abrazos anónimos, el humilde cariño, el reconocimiento al desconocido desde el primer segundo, y los cientos de instantes pequeñitos pero hermosos. El milagro de ser un sólo equipo de equipos.
Agradecer a todas las personas que hicieron posible la magia, a los chicos del Iruña que multiplicaron al club del Gaztedi R.T. y premiar nombrándolos en nuestro podium particular a nuestros dos capitanes Álvaro Martínez de Antoñana y José Galea por su pundonor y respeto, tanto dentro como fuera de la cancha, como mejores deportistas, a Hernán Mazarello por su capacidad, sapiencia e inteligencia emocional como mejor entrenador, a Israel Luis por su templanza y forma física como mejor representante, y a Rayanne por su humanidad y apoyo colectivo e individual como un profesional.
Y como dijo una vez un sabio: ni todo es tan bueno ni todo es tan malo. Pongo ya el punto a este balance, que vuelve a ser hora de soñar. Si es punto seguido o punto final, el rugby lo dirá.
Gora Iruña. Gora Gaztedi. Y si el rugby es vida pues que viva el Rugby que nos parió.
Ilustrísima Koyote